Cine
  The Jacket
 
Por Magalí Vander Vorst
 


“A veces la vida sólo puede empezar con el conocimiento de la muerte”. Si no estás de acuerdo puedes pasar a otra crítica, si no, ésta es tu película.

 

Vale, veo que te has quedado a saber más.

The Jacket es un thriller de miedo, pero tampoco hay que asustarse, lo que es de terror es a lo que se enfrenta Jack Starks (Adrien Brody) en el centro psiquiátrico en el que está interno. Volvió de la guerra del golfo con amnesia y, aunque no recuerda haber cometido ningún homicidio, no puede probar su inocencia y lo internan.

 

En esta película, Adrien nos enseña una faceta de actor desconocida; durante la película se maneja entre sonrisas turbadoras y miradas penetrantes; lo que viene a ser un loco. Quizá por eso, el director John Maybury da tanta importancia a las miradas en la puesta en escena. Hay conversaciones que parecen puros duelos de miradas, con primerísimos planos de los ojos; como si no hiciera falta ver el resto de la cara; con la expresión de los ojos sabemos exactamente lo que está sintiendo cada uno: miedo, agonía, tranquilidad…



El Dr. Becker
(Kris Kristofferson) le somete a un tratamiento de choque para intentar cambiar su mente: “a tu cabeza sólo le falta conciencia”. Así que, como parte del tratamiento, lo encierran durante horas en un depósito de cadáveres con una camisa de fuerza que no le deja mover ni el meñique. Pero al ex combatiente esto sólo le remueve más los recuerdos de las batallas. Todo parece que va de mal en peor hasta que conoce a Jackie (Keira Knightley), una joven que no sabemos si está de vuelta de todo o pasada de vueltas y, desde entonces, ponerle esa chaqueta se convierte en una ayuda para vivir.

 

Pero nadie dijo que fuera fácil, y Jack, con la ayuda de Jackie, tiene que hurgar entre los recuerdos que le han metido en el psiquiátrico y las visiones de futuro que tiene durante sus estancias con la ‘Jacket’ (la camisa de fuerza) para descubrir su eterna pregunta ‘¿Cómo muero?’ para poder evitarlo. Eso, sí, todo esto rodeado de otros locos, entre colores desaturados, con planos contrapicados y torcidos y con una banda sonora de melodías metálicas distorsionadas que nos meten en ese ambiente incómodo y desequilibrado que es el psiquiátrico. Nos sentimos encerrados y desorientados igual que Jack, pero después estamos emocionados por sus hallazgos y comprendemos que los enfrentamientos de Jack contra el Dr. Becker y el resto de autoridades del psiquiátrico tienen un fin para el que empezamos a apoyarle.

 

Así que más que un thriller tenebroso, diría que es una película sencilla, de las que te cuentan una historia sin la pretensión única de estremecerte. El tema está contado muchas veces en el cine y, aunque mantiene muy bien siempre algo de intriga, es una película mejor grabada que escrita. En el guión (de Tom Bleecker) tiene algunas cosas que no terminan de encajar. Para pasarlas por alto hay que hacer algún ‘acto de fe’ y no hacerse preguntas, pero bueno, a veces en la vida hay que creer en cosas extrañas, ¿no? y si no pregúntaselo a los que tienen que creer en Jack.



 
   
 
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