Cine
  Celda 211
 
Por José Manuel Robado


Ya la publicación de la novela homónima del sevillano Francisco Pérez Gandull (Editorial Lengua de Trapo, 2005) alcanzó cierto eco y premios al tratar de manera novedosa el género carcelario en la literatura española. Pérez Gandull se alejaba de los temas guerra civilistas y político-sociales que han acaparado el género para afrontarlo con los recursos del thriller y la novela negra. La eficacia de su prosa y la vigencia temática en los personajes retratados le fraguaron un buen recorrido de ventas y repercusión, hasta lograr el interés de algunos productores por su viaje hacia la pantalla grande.

 

Para fortuna de los espectadores y el cine español, el encargado de visualizar el texto literario ha sido el cineasta Daniel Monzón. Monzón ha sido crítico cinematográfico en la revista Fotogramas y en el programa Días de Cine que presentaba el irrepetible Antonio Gasset. Monzón es de los extraños cineastas españoles que no repudian los géneros y el entretenimiento en su carrera profesional, combinando historias intrínsecamente españolas con fórmulas eficaces de cine comercial excelentemente digeridas.

 

Monzón ha dirigido hasta ésta otras tres notables películas: El corazón del guerrero (2000), “El robo más grande jamás contado” (2002) y La caja “Kóvak” (2006), en una excelente trayectoria ascendente que ahora fructifica en este intenso drama carcelario. Para la adaptación de la novela se ha hecho acompañar de nuevo por Jorge Guerricaechevarría, probablemente uno de los mejores y más desconocidos guionistas patrios junto con Mateo Gil (habitual comparsa de Alejandro Aménabar). Guerricaechevarría es cómplice habitual del director Álex de la Iglesia desde aquel mítico cortometraje llamado “Mirindas asesinas” (1991) y probablemente le corresponde un buen porcentaje de la eficacia en las obras de sus compañeros.

 

“Celda 211” es un excelente thriller, dirigido con intensidad, intención y buen criterio. Monzón se ha preocupado fervientemente de que la historia respire veracidad y lo consigue, gracias a la mezcla de actores profesionales con presos auténticos y a la elección correcta de los movimientos de cámara, diseño de sonido y montaje. En este sentido es especialmente reseñable la secuencia del enfrentamiento con el personaje de Antonio Resines y el clímax final, donde con pocos recursos construye verazmente un estado de violencia y caos gracias al conocimiento que el espectador ha adquirido de la situación y los personajes a lo largo del metraje.

 

Sin duda uno de los cimientos de la solidez de la cinta es el actor Luis Tosar. Tosar es un actor  de grandísimas facultades, capaz de transmitir la psicología de sus personajes de un modo inaudito. En esta ocasión recurre por primera vez a transformar su voz para interiorizar ese Malamadre, un perdedor y un líder por el que seguro será recordado y multipremiado.

 Lo mejor:

-        Luis Tosar

-        La ambición y firmeza en la dirección de Daniel Monzón

-        La solidez del guión de Monzón y Guerricoechevarría.

 Lo peor:

-        Las escenas exteriores delatan ciertas carencias de producción bien solventadas en el resto del film.


 
 
   
 
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