Cine
  La Clase
 
Por Nora Rodríguez Suescun
 

¿Se imaginan que una cámara se infiltrara dentro de un colegio de una clase cualesquiera y fuésemos testigos de todo lo que ocurre? Acomódense en sus asientos porque la ocasión lo requiere. A modo de documental, con cámara al hombro, sin banda sonora y sin salir prácticamente de las cuatro paredes de una clase, Laurent Cantet nos narra una apasionante historia que retrata de la manera más auténtica posible la realidad multirracial de Francia (y, ciertamente, de cualquier otro país).  

 

Comienza el nuevo curso en un barrio conflictivo de París y como cada año, François y el resto de profesores afrontan esta situación  llenos de ilusión. François, tutor y profesor de lengua, indaga en los principales aspectos de la educación: el respeto y la ética. Su máxima es la de “todos somos iguales” y por ello crea una especie de democracia dentro de la clase. Su modo de enseñar: el diálogo. Con sus charlas llenas de verdad y de ironía, François les provoca y les anima a pensar y a conversar. En medio de las típicas bromas de quinceañeros llenos de hormonas, cada día van surgiendo conversaciones muy interesantes que nos permiten conocer un poco más a los jóvenes, procedentes de diferentes países y culturas, con diferentes visiones de la vida, diferentes niveles intelectuales… Parecen gustarles el método de su tutor. Sin embargo, no siempre están dispuestos a aceptar sus reglas.

 

La película supone una lección de guión. Todo es puro diálogo, fluye, es verdad, la realidad. En este sentido, la realización también es muy natural a pesar de que la cámara no permanece quieta del todo, hay muchos planos contraplanos, abundan los planos medios y primeros planos… Los movimientos son naturales y nosotros somos testigos de lo que pasa en cada momento.  No hay ni pizca de artificialidad. Tanto es así, que los actores ni si quiera son actores. Los alumnos se representan a sí mismos, al igual que François (François Bégaudeau) que es en realidad el profesor de los chicos y el autor del libro “Entre les murs” en el que se basa el guión del film.

 

Una película, por tanto, auténtica y verdadera. Una historia que al terminar de verla deja sensación realidad. Destacar además que huye de todo tipo de arquetipos, sensacionalismo y melodrama. No se nos muestran las situaciones familiares de los alumnos (aunque adivinamos que la mayoría no son fáciles). Sobran. De la misma manera que en François no vemos a otros personajes que han encarnado a profesores heroicos, comprometidos con sus alumnos… No es la “La ola” o “El club de los poetas muertos”. François es una persona real, entusiasmada con su trabajo pero que también sabe la dificultad que supone cada día enfrentarse a las nuevas generaciones de adolescentes, que cada vez son más rebeldes.  Porque eso es lo que es el film, un retrato de la sociedad actual. El mundo representado a través del microcosmos de una clase. Es una radiografía de cómo son los jóvenes de hoy en día, que nada tiene que ver con el “caca, culo, pedo, pis” de física o química.  No es de extrañar que haya sido tan aplaudida por la crítica y que haya recibido la palma de oro en el festival de cine de Cannes 2008. Es pura realidad.




 
   
 
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