Dawn , Jess Weixler, es una adolescente que vive con sus puritanos padres y con su rebelde y semi-delincuente hermanastro. Es una chica introvertida y conservadora que da conferencias en el instituto sobre la hermandad del anillo, es un grupo que apoyándose en la religión ven el sexo como un instrumento reproductivo por lo que mantienen su virginidad intacta hasta el matrimonio. Un día va de excursión con un compañero que intenta violarla y se da cuenta de que algo en ella no es normal; tiene dientes en su vagina y de manera involuntaria acaba cercenando con ellos el miembro de su agresor.
El director Mitchell Lichtenstein nos muestra una película terrorífica, a la par que cómica en ciertas partes, en las que sin hacer alarde de grandes efectos especiales tuvo una gran acogida en el festival de Sitges por su originalidad. Y no es para menos, ya que nos genera el más espantoso de los horrores.
La actriz encargada de dar vida a Dawn realiza una convincente actuación en la que vemos como una joven, con unas ideas tan cerradas sobre la sexualidad como ella, hace frente a este singular fenómeno , aprende a aceptarse a sí misma y descubre que dispone del arma más aterradora de todas. Y es que cada rosa tiene su espina.
Lo mejor: la secuencia en la que va al ginecólogo.
Dawn , Jess Weixler, es una adolescente que vive con sus puritanos padres y con su rebelde y semi-delincuente hermanastro. Es una chica introvertida y conservadora que da conferencias en el instituto sobre la hermandad del anillo, es un grupo que apoyándose en la religión ven el sexo como un instrumento reproductivo por lo que mantienen su virginidad intacta hasta el matrimonio. Un día va de excursión con un compañero que intenta violarla y se da cuenta de que algo en ella no es normal; tiene dientes en su vagina y de manera involuntaria acaba cercenando con ellos el miembro de su agresor. 
