“Cuando uno sacrifica sus deseos personales por una causa, por un bien mayor, nunca muere, nunca desaparece. Eso es lo que significa ser humano”.
Esta película de Jonathan Mostow desarrolla una idea muy original. Habla del dilema entre el hombre y la máquina. Los sustitutos son máquinas de aspecto humano que manejamos con “control remoto” tumbados desde cualquier parte. Nos los enchufamos con unas gafas y a través de ellos nos enfrentamos a la vida real, algo que, a pesar de su originalidad, ya estaba en Matrix cuando se metían el hierro en la cabeza para salir al mundo de Matrix. En este caso se enchufan a una máquina para que los sustitutos hagan su día a día en el mundo hostil que es la calle. Su uso está tan extendido que por las aceras ya no hay biológicos. La gente está en su casa manejando los muñecos, que son versiones perfectas de sí mismos, así que, si hay un crimen, muere el sustituto y el dueño se compra otro para no tener que salir a la calle. De este modo, se consigue bajar a cero el índice de criminalidad -Y si estáis pensando que esto que os recuerda a otra película, estáis en lo cierto, es Minority Report, pero con un protagonista menos atractivo-. Las guerras también cambian, todo se convierte en un videojuego gigante donde los sustitutos se pegan entre sí, protegiendo a su ‘operador’ gracias a la distancia. Son máquinas resistentes, que dan grandes saltos (sobre los coches, entre los tejados...) y pueden seguir funcionando sin manos o brazos… Otra idea que fue original allá en Terminator I, II, y III con sus interminables persecuciones.
Vayamos a la historia de la película: Bruce Willis es Tom Greer, un policía que tiene que investigar el extraño caso de un arma que, matando a un sustituto, ha matado a su ‘operador’. La víctima es casualmente el hijo del creador de los sustitutos.La cosa se complica cuando a Willis destroza su sustituto y le echan temporalmente del cuerpo de policía. Tendrá que trabajar a escondidas de la policía y con sus propio cuerpo para resolver el caso (Otra vez Minnority Report). Será el único humano en las calles. Además, éste personaje está cansándose de las máquinas y no se limitará con coger al asesino, sino que intentará también descubrir qué esconde la empresa de los sustitutos.
Esta película es, en definitiva, un recopilatorio de ideas de otras películas, un popurrí que todavía no he decidido si llamarlo homenaje o vagancia.
Pero, a pesar de ser otra película futurista sobre máquinas, tiene su punto distintivo en la ambientación del mundo con los sustitutos: es divertido ver cómo se van de fiesta las máquinas, cómo van a hacerse la manicura de los circuitos… Vamos, cómo se mueven en lo que suele ser nuestro día a día.
Así que a pesar de ser una película mediocre con un guión un poco blando,mejora gracias al curioso mundo recreado.