Se trata de una película española con una historia muy simple pero que intenta ser enrevesada por la forma en la que nos la cuentan. Este podría ser el resumen de la última película de María Lidón donde lo único que sacó de Sitges fue a un público aburrido, y no es para menos.
El antropólogo ruso Sergei Spassky se obsesiona con un libro en el que se narra una leyenda sobre las puertas físicas del infierno y en su afán investigador acaba perdido en un laberinto subterráneo. Su fiel amigo, un sacerdote americano, Vincent Gallo decide ir en su busca y se adentra en el submundo de Moscú donde se topa con una secta que tienen a ésta leyenda como dogma de fe y guardan para que los demonios del infierno no entren en nuestro mundo.
A simple vista podría tratarse de un film entretenido, pero nada más lejos de la realidad. Intenta complicar de tal forma la trama que se acaba perdiendo el interés y decepciona cuando descubres que los misterios no son tales. Los personajes están del todo vacios y son demasiado planos por lo que cuesta enteneder su comportamiento en algunos casos, como el repentino enamoramiento del sacerdote con una chica a la que ni siquiera conoce, por lo que en ocasiones el espectador lo único que siente hacia ellos es pura indiferencia. Sin olvidar el ridículo detalle de copiar una conversación de "Pretty Woman" cuando negocian el salario de los guías "Habría aceptado 500 dolares. Habría pagado 5000". Trata de ser un título de miedo y es casi lo único que no consigue. ¿Desde cuándo los fantasmas secuestran y amordazan?
La fotografía es realmente deficiente y seguramente sea responsabilidad de la realizadora al quererlo así. Si estamos en unas catacumbas subterráneas donde las únicas fuentes de luz son unas linternas y en alguna ocasión, alguna solitaria vela, cómo es posible iluminar pasillos y salas enteras y ver perfectamente bien durante casi toda la película.
Otra decepción es la engañosa portada de la película donde vemos la cara de Val Kilmer, que si bien su actuación no es de las mejores, más bien diría que se trata de un cameo para atraer al público.
Resumiendo, película deficiente en todos los aspectos que no deja en buen lugar al cine español y con un guión muy poco elaborado.
Lo mejor: que no llega a la hora y media de duración.
Lo peor: que al ser presentada en festivales, el jurado se hará una peor idea del cine español.
