Cine
  Cuento de Navidad
 
Por José Manuel Robado

Ha llegado el 3D así, sin previo aviso, y parece que va a quedarse entre nosotros una temporada. Los que aún se pregunten a qué viene resucitar un formato que ya fracasó en los años 70 tras quedar relegado su uso a producciones de bajo coste y poca, poquísima vergüenza, deben mirar en su propio domicilio para encontrar la respuesta. Si tu ordenador lleva encendido sin interrupción desde que lo compraste y ya tienes teras y teras de descargas pendientes de ver, debes saber que este renacimiento del 3D se debe a ti.

 

Mientras que la industria discográfica aún se desespera buscando la fórmula para luchar contra la piratería, los del cine parecen haber encontrado un balón de oxígeno en unas gafas negras de pasta que nos alquilan un par de horas a cambio de un par de euros. Sí, el 3D es el nuevo parapeto para luchar contra la piratería, un nuevo invento cuya experiencia de visualización en la sala de cine aún no es trasladable a nuestro salón... por ahora.

 

Las grandes compañías de animación fueron las primeras en hincarle el diente al filón del nuevo formato. DreamWorks fue la pionera lanzando Monstruos contra Alienígenas (Rob Letterman y Conrad Vernon, 2009) a la que Pixar-Disney respondió con la gloriosa Up (Pete Docter y Rob Peterson, 2009). Otros títulos, también no animados, han ido poco a poco salpicando la cartelera hasta que a finales de año llegue la esperadísima Avatar de James Cameron, un experto en nuevas tecnologías audiovisuales que promete ser un hito cinematográfico.

 

Mientras tanto, el director y productor Robert Zemeckis desgrana nuevamente su gran talento en el mundo de la animación al que parece haberle cogido gusto. En esta ocasión, ahonda en la veta comercial navideña que tan buen resultado le dio con Polar Express (2004) regresando al Cuento de Navidad que, entre otras obras, inmortalizó a Charles Dickens. Del mismo modo que un alter ego de Tom Hanks servía de eje en su anterior cinta navideña, es ahora el irrepetible Jim Carrey quién da vida a gran parte de los seres que circulan por la historia. Acertada elección, porque es difícil imaginar a un actor tan bien preparado como Carrey para animar a un dibujo. No está solo en su empeño. Los rostros y voces de Robin Wright-Penn, Bob Hoskins, Colin Firth y un atinadísimo Gary Oldman completan la galería de personajes imaginados por Dickens en esta obra inmortal sobre la humanidad y la ética.

 

Es cierto que cuando vimos los primeros anuncios y trailers de la película todos dijimos con resignación: Otra vez el cuento de navidad. Pero el prejuicio se derrumba en segundos al tomar el pulso a las primeras imágenes de la película, las que ilustran la famosa primera frase de la novela: Marley estaba muerto: eso para empezar. A partir de ahí asistimos a un carrusel de virtuosas secuencias que usando asombrosamente la iluminación para narrar, trasladan al espectador al siglo dickensiano. Es tal la brillantez de lo visto que olvidas conocer de sobra la historia, dejándote atrapar por un narrador poderoso y en pleno dominio de sus facultades.

 

No podemos decir la película resulte una obra maestra porque sus concesiones comerciales le impiden mantener el altísimo vuelo que consigue alcanzar en muchos momentos. Pero sí que su funcionamiento es milagroso y que, entro otros méritos, logra trastocar ciertos recursos cinematográficos a su favor (las transiciones entre planos, la duración de los planos-secuencia) que auguran que su técnica dejará huella en los espectadores y en la utilización del 3D.

 

-        La luz.

-        Carrey y Oldman en sus variados papeles.

-        La potencia de la narración.

 

-        Desfallece al final de la cinta a cuenta de resultar agradable para su cometido

-        Que por dedicarse a estos filmes Zemeckis no sea reconocido como un extraordinario director.  


 
   
 
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